Una Mirada desde la Kabbalah
La vida a veces se parece a un rompecabezas con piezas que no encajan. Enfrentamos situaciones que nos dejan rascándonos la cabeza, preguntándonos «¿Por qué a mí?» Pero, ¿y si te dijera que hasta las situaciones más absurdas tienen un propósito? La Kabbalah nos invita a entender que todo, sí, ¡todo!, es para bien.
Un Cosmos con Intenciones
Piensa en el universo como ese amigo bromista que a veces te juega travesuras, pero siempre tiene buenas intenciones. Para la Kabbalah, cada desafío es en realidad un regalito envuelto en papel de lija.
El Viaje del «Tikún»
El «Tikún» es ese «algo» que venimos a aprender. Como cuando repetimos el mismo nivel en un videojuego hasta que, finalmente, ¡eureka! Pasamos al siguiente. Cada tropiezo es solo una pantalla más en este juego llamado vida.
Tú, Yo y ese Calcetín Perdido
- Ese calcetín que se «come» la lavadora: Imagina que cada vez que pierdes un calcetín en la lavandería es el universo recordándote soltar, dejar ir. ¿Absurdo? Tal vez. Pero, ¿y si ese calcetín es la metáfora perfecta para aprender a soltar las pequeñas cosas y enfocarse en el panorama general?
- Cuando se te cae el helado: Justo acabas de comprar tu helado favorito y justo en el momento en que te lo vas a llevar a la boca… ¡pum! Se cae. En ese momento piensas que el universo conspira en tu contra. Pero, ¿y si esa paleta en el suelo te recuerda disfrutar de cada momento porque no sabemos cuánto durará?
- La alarma que no sonó: Te preparas para un día importante, pones la alarma y… no suena. Llegas tarde y sientes que todo está en tu contra. Pero, quizá, solo quizá, ese retraso te evitó un mal momento o te llevó a uno mejor.
El Secreto está en la Perspectiva
El desafío es cambiar la perspectiva. Pasar de un «¿por qué yo?», a un «¿para qué yo?» Y aunque parezca que el universo se ríe un poco de ti, recuerda que hasta en las bromas más pesadas hay una lección escondida.
Conclusión
La Kabbalah es esa voz amiga que te susurra al oído: «Todo está bien». No porque no vaya a haber desafíos, sino porque esos desafíos tienen un propósito. Así que, la próxima vez que la vida te presente una situación absurda, sonríe y busca la lección.
Gracias por permitirme compartir este rato contigo. Espero que la próxima vez que pierdas un calcetín, sonrías, y pienses en el gran diseño de todo. Te mando un fuerte abrazo y toda la buena vibra del mundo.
Con cariño,
Susana.